jueves, 31 de octubre de 2013

La completa historia horrible de los EEUU (1)



En las series siempre llega un momento en que algún personaje cuenta su “historia horrible”, aquel trauma de su pasado o aquel secreto inconfesable que lo hace ser como es:  normalmente un personaje de carácter difícil o extraño, o el antagonista, o el malo. La historia horrible justifica sus acciones, y a partir de ese momento lo miramos de forma distinta. El malo ya no es tan malo, y el bueno ya no es tan bueno. Momento repetido tantas veces que ya es un cliché: la “historia horrible” En los mangas psicológicos todos los personajes tienen su “historia horrible”. Ninguno ha tenido una vida simplemente normal. Por supuesto en el mundo real no todo el mundo tiene su historia horrible, hay gente insoportable y malvada simplemente porque sí, sin nada que los redima ni trauma que los justifique. Su historia horrible suele ser para los demás… Cuento todo esto para que se sepa de donde sale eso de la “historia horrible”, con todas sus connotaciones irónicas y/o sarcásticas. 

Oliver Stone contó su incompleta historia horrible de los EEUU, centrándose en la imagen que el mundo tiene del imperio yanqui desde la 2ª Guerra mundial para acá. Yo, en grandes rasgos, esperando no enrollarme demasiado, voy a intentar contarla completa. Pues bien, para comprender al mayor imperio de la historia hay que empezar desde el principio...



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Las Cuatro Eras de la Humanidad




La historia de la humanidad se divide en cuatro grandes periodos, cada uno más corto que el anterior.
 



Era simiesca

El más largo, el primero, duro un par de millones de años, durante los cuales los humanos solo fueron un simio un poco más listo que los demás que sabía usar herramientas, algo no muy diferente a lo que hacen los otros simios listos hoy día. Fue la era de las piedras, palos, huesos y ramitas para rascarse. Terminó con el primer gran salto tecnológico: el uso del fuego, como transportarlo y encenderlo, o sea, el control de una fuente de energía. Gracias al cual se ganó tiempo a la noche, que se aprovechó para inventar la cultura humana contando historias alrededor del fuego.




 
Era de los cazadores y las recolectoras
 
El segundo duro cientos de miles de años en los que los humanos fueron cazadores y recolectores nómadas, durante el cual se inventó el arte, la religión y la dieta escasa pero variada. Los humanos se hicieron más o menos como ahora, simios poco peludos, aunque por entonces eran más altos y fuertes. Todo gracias al gran cambio en la dieta: de comer cuatro hierbajos y carroña a comer de todo: fruta, verdura, pescado, carne... Se suele describir al cromañón como un depredador, obviando la precariedad de la caza. Si un día no tienes suerte te jodes sin asado. En cambio se olvida la otra actividad, más segura, estable y nutritiva, aunque no tan espectacular: la recolección. Pues no deja restos, las cestas y palos para agitar ramas se pudren, las puntas de flecha y los arpones de hueso no. Aparte hay otro pequeño detalle: en las tribus más primitivas la recolección la suelen hacer las mujeres, llegando a aportar más que la caza. Con lo cual la situación entre sexos debió ser bastante más equilibrada de como lo pintan esas bonitas especulaciones sobre el origen de la pareja romántica burguesa en la noche de los tiempos… La actividad estable y segura la hacían las mujeres, y la insegura y peligrosa los hombres, así que difícilmente una mujer iba a buscar estabilidad y seguridad en un hombre de forma natural.





 
Era de la civilización agraria
 
El tercero duró miles de años, a partir del comienzo de la civilización y la domesticación de plantas y animales. Durante el mismo se inventó la escritura, la ciudad, la política y la dieta pobre pero abundante. La población creció comiendo mal por lo que le gente se hizo más pequeña. Mientras que sus antepasado cromañones eran altos y fuertes, por pura supervivencia frente a una naturaleza nada bucólica, la gente civilizada era enana. Por eso en todas las culturas antiguas existe el mito de los gigantes del pasado remoto. Como la selección natural ya no eliminaba a los gilipollas la humanidad se llenó de ellos. Aparecieron diferentes grupos de interés dentro de una misma comunidad, pueblo o ciudad, dando lugar a la conflictividad social y la guerra organizada. Todo a partir de un elemento que no podía existir entre los cazadores y recolectoras nómadas, que solo podían cargar lo que llevaban a cuestas: el almacén de comida. El problema: animales y clanes más antiguos que pasen por el lugar recolectando como de costumbre… “Hostia, un montón de comida sola, que potra” De pronto los animales sagrados se convierten en sucias alimañas y los otros clanes en ladrones, barbaros y salvajes. Por tanto el almacén debía estar vigilado. ¿Quiénes se encargarían de tan ingrata tarea? Pues los cazadores: las alimañas pueden ser peligrosas, hacen falta armas, y los otros clanes tienen otros cazadores, también armados. Ah, pero por lógica quienes con más frecuencia debían aparecer merodeando por el almacén en mitad de la noche eran las recolectoras habituales, o sea, las mujeres. En ese estado de cosas antes o después la lanza pasaría de apuntar a las alimañas a otros hombres, y las lanzas de todos los hombres a las mujeres, y ya está liada.




Era de la civilización agraria patriarcal: propiedad, comercio y monopolio 

La época de la civilización agraria tiene dos periodos, que en su día identificó Marx (no Groucho, el barbudo) El esclavismo y la servidumbre feudal. Pero en esencia ambos parten del mismo principio: la riqueza proviene de la tierra y de los brazos para trabajarla. Sin tierra ni fuerza de trabajo no hay cosechas que llenen almacenes. El poder lo monopolizan los dueños de la tierra, pasando progresivamente de jefes a señores, nobles y aristócratas.
 
Comerciar con el excedente acumulado siempre fue una fuente de riqueza alternativa para todos ellos. Pero pronto esa actividad tuvo sus especialistas: dueños de barcos, animales de tiro, y demás intermediarios: los mercaderes. Solían asentarse en cruces de caminos y lugares de paso, que se convirtieron en pueblos y luego en ciudades. Para facilitar las transacciones los mercaderes empezaron a usar dinero. Con el tiempo algunos de ellos comenzaron a guardar el dinero de los demás, y otros tantos a acumularlo para gastarlo en empresas más grandes. Así aparecieron banqueros e inversores. Pero los dueños de almacenes todavía tenían la fuerza de las armas, pusieron orden en los caminos y empezaron a cobrar impuestos para pagar sus fortalezas, palacios, obras públicas y ejércitos. De modo que aparecieron los Estados y reinos. Los reyes gobernaban sobre los demás nobles terratenientes (el primero entre sus iguales) y sobre los mercaderes de las ciudades (que no eran sus iguales, pero pagaban impuestos).


Toda la economía medieval se basa en el monopolio: el noble o rey debe tener la propiedad sobre la tierra y sus productos pues son su fuente de riqueza y poder. El más rico es quien más y mejores tierras poseía, o más oro o monopolios comerciales. En un sistema basado en la simple acumulación.



Para que ese patrimonio acumulado no se pierda tras la muerte su propietario debe dejarlo como herencia a sus hijos. Tener muchos hijos, además, significa más mano de obra, y más riqueza para la familia. Es en este punto donde mantener vigiladas a las mujeres se convierte en algo fundamental, pues es la manera de asegurar que los herederos sean propios y no de la competencia. El control sexual de las mujeres es clave para mantener el orden social en una economía agraria patriarcal, dado que de él depende la legitimación de la riqueza y la transmisión de la propiedad. Poseer el monopolio sobre una o varias mujeres equivalía a tenerlo sobre un huerto o una vaca, una fuente de riqueza más.
 
Con el renacimiento y la aparición del comercio colonial la economía medieval basada en el monopolio se sofisticó convirtiéndose en mercantilismo. Según las doctrinas mercantilistas los reinos debían acumular riqueza en forma de metales preciosos, materias primas y bienes manufacturados; controlar férreamente las exportaciones e importaciones; comerciar sobretodo consigo mismos y maximizar la mano de obra, pues minas, aserraderos y astilleros requerían mucha. Según el mercantilismo la mano de obra debía mantenerse pobre mediante salarios bajos para que trabajase más y estar poco educada, pues eran trabajos que requerían escasa cualificación y mucha obediencia. Los monarcas absolutos actuaban como señores feudales, monopolizando sus imperios de ultramar como aquellos monopolizaban sus tierras y castillos. El Imperio Español es el mejor y más grande ejemplo de esto: malgastando la inmensa riqueza saqueada de América en vetustos proyectos medievales como la reconstrucción de un imperio romano cristiano y católico. De forma que el país apenas se desarrolló, mientras la mayor parte de los dineros se iban en pagar la deuda con los banqueros genoveses y alemanes...
 


Era presente 
 
La era de la civilización agrícola patriarcal duró hasta el siglo XVIII, el llamado siglo de las luces, durante el cual comenzó la industrialización en Inglaterra, salto tecnológico que aún sigue en marcha. El descubrimiento del fuego se generalizó muy despacio, en muchos miles de años. La domesticación debió durar unos cuantos miles. Apenas llevamos unos pocos cientos de años de industrialización, estamos viviendo en plena convulsión evolutiva y no tenemos idea de cómo será el humano que venga después. Pasamos de simios a cromañones altos y fuertes, y de enanos civilizados a gente "bien alimentada", alta y fofa.

La gente nacida a partir del renacimiento y el descubrimiento de américa por los europeos ya intuía que vivía una revolución drástica en el modo de vida de la humanidad. Pasar de una sociedad basada en el trabajo físico con una difusión de la cultura muy limitada y controlada por las elites, a otra basada en el trabajo de las maquinas con una difusión de cultura cada vez menos limitada y más difícil de controlar. Era un cambio inevitable, pues se necesitaba mano de obra cualificada para manejar las nuevas máquinas, científicos e ingenieros para crearlas, y especialistas formados para administrar una economía cada vez más compleja. Para la gente culta no resultaba difícil darse cuenta que las nuevas herramientas tenían un poder de cambio inmenso, y que a la humanidad se le habría un campo enorme de posibilidades que nunca antes había tenido a su alcance. En este estado de cosas mucha gente llegó a creer que cualquier futuro era posible y que tan solo dependía de nuestra voluntad. Si se permitía que la voluntad de los elegidos por dios triunfase la humanidad se liberaría de sus cadenas.

Así se inventaron los grandes ideales, las utopías, los revolucionarios y reformadores, y la idea de progreso. Cada grupo de interés quería imponer su propia idea de cómo debía ser el futuro a la vez que cada vez más gilipollas seguían vivos, así que la cosa no podía acabar bien. El choque de los ideales con la naturaleza humana llevó los peores conflictos que ha conocido la humanidad. Empezando por las guerras de religión.

Mayflower


Las consecuencias de esas guerras fue lo que motivo que un puñado de puritanos ingleses se exiliase en el nuevo continente, decididos a poner en práctica su propia utopía religiosa, y vivir libremente. Pero resulta que américa ya estaba llena de gente. De hecho dentro del futuro territorio de EEUU se juntaban tres épocas de la humanidad. Pese a que en Europa todavía se nos educa con una idea de progreso lineal, en la que unas épocas se suceden a otras dejando atrás las viejas y obsoletas, -una idea heredada del cristianismo-, en realidad eso nunca ha sido así. Las eras de la humanidad se mezclan, influyen y solapan unas con otras, pues somos una especie joven. En la norte-américa del siglo XVII estaban los indios del interior, que vivían como caza-recolectores, desde las tribus de las praderas a los esquimales en el norte; la civilización agraria, en forma de Imperio Español, de raíces en el medioevo europeo y levantado sobre las tierras de otros indios también civilizados, que cultivaban la tierra y habían fundado grandes ciudades, hoy reducidas a ruinas; y por fin, la nueva forma de pensar que se estaba gestando, y que acabó dando lugar a la revolución americana, y al mundo actual. Sin olvidar los cientos de miles de esclavos africanos que se fueron llevado al nuevo continente para trabajar.

Y de esa mezcla explosiva salieron los Estados Unidos de América...
 


To be Continued
 
 

viernes, 25 de octubre de 2013

La Historia no Contada de los Estados Unidos, de Oliver Stone


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La semana pasada concluyó en La 2 la emisión de la serie documental “La Historia no Contada de Estados Unidos”, escrita y dirigida por Oliver Stone, y presentada en España durante el pasado festival de San Sebastián. Estrenar una serie en primicia es una de esas cosas raras que hace La 2 en estos tiempos oscuros, aunque lo cierto es que ya se había estrenado en EEUU el año pasado. Después de rumiarlo un poco llega el momento de hacer una especie de reseña.


Aunque antes de empezar vale la pena recordar unos pequeños antecedentes personales.

En mis últimos años de sopor universitario, haciendo como si estudiara la carrera de Historia (que bonito), cogí una de aquellas asignaturas optativas: Historia (que bonito) de Estados Unidos. A lo largo de los seis pseudo-cursos anteriores me había ido interesando en el estudio de las relaciones sociales, y especialmente en los usos y costumbres del poder. La culpa es otra vez de Star Wars: los imperiales tenían los mejores muñecos, naves y maquinas, y bases limpias y ordenadas, no como esos zarrapastrosos rebeldes, oliendo a sudor en la selva y juntándose con Jedi harapientos. Uno acaba teniendo más simpatía por los malos porque siempre pierden, y siente un placer sádico cuando Lannisters, soviets o Imperiales hacen de las suyas. Pues bien, como estaba claro que éramos una provincia del Imperio, escoger esa asignatura resultó elección fácil. Lastimosamente no asistí a todas las clases y no recuerdo si llegué a examinarme, pero el poco tiempo que pasé aprendí algunas cosas interesantes. Una, que me sorprendió a medias, es que muchas cosas que salen en las películas del oeste no son solo americanadas, sino que ocurrieron realmente, así que en realidad el western es una especie de género histórico.

Otra cosa que estudie bastante durante la carrera fue la segunda guerra mundial, así que sobre el tema de la hegemonía yanqui sé unas poquitas cosas más de la media. Esto sucedía poco después de que Bill Clinton bombardease lo que quedaba de Yugoslavia. La diferencia es que en la realidad el imperio siempre gana con fuerza abrumadora que anula cualquier pretensión heroica. Uno no siente sádica revancha viendo el telediario.
 

2 

Sobre el documental, se nota que es una obra de su autor. A diferencia del estilo “Canal de Historia”, lleno de dramatizaciones cutres que aportan más bien poco -aparte de hacer de relleno para meter en una hora algo que se podría contar en 10 min.- en este caso se recurre únicamente a material documental original. Algo nada novedoso, cierto, pero que en este caso destaca por el brillante montaje, como cabría esperar viniendo de Oliver Stone. Siendo capaz de resumir cada idea en una fugaz sucesión de imágenes elegidas a conciencia, dando un eficaz apoyo al texto, narrado por el propio director, que también aparece brevemente presentando y despidiendo la serie, únicos momentos donde lo que vemos no sale de las filmotecas.

Viniendo de Oliver Stone también es de esperar que sea hipercrítico y mordaz con los Estados Unidos, su propio país. De hecho “La Razón” se apresuró a titular “Oliver Stone ataca otra vez a Estados Unidos” en su sucinta reseña sobre la serie. Pero es algo inevitable siendo del director de “Platoon”, “Nacido el 4 de julio”, “J.F.K.”, “Wall Street”, "Asesinos Natos", “Nixon” y “W.”, sin olvidar sus polémicos documentales con Fidel Castro y Hugo Chaves, sus fuertes opiniones políticas y de las otras (aunque hay que decir que sobre el detalle que critica del final de Breaking Bad tiene toda la razón). Todo para dar esa especie de giro extraño, con la superproducción Alexander y al hacer la película americana esperable sobre el 11-S. Esa ambigüedad en su etapa de la pasada década le granjeo cierto descredito tanto en sus seguidores como en sus detractores habituales. Pero como sucede con Michael Moore, el tema es que no deja de ser norteamericano, si es tan crítico con las políticas de su país es porque le pica. Es algo que no comprenden los que se hinchan el pecho y se llenan la boca hablando de anti-patriotismo: si alguien critica algo con pasión es porque le importa. Algo que tampoco entienden los furibundos anti-americanistas de por acá, cuando les descubren la vena sensible. Uno es de donde crece.
 

Cuando me puse a ver “La Historia no Contada…” lo hice con todo eso metido en la cabeza. “A ver qué conspiraciones escandalosas e idas de pinza nos cuenta este ahora” Sin embargo lo que me enganchó fue su rigor. Aparte de detalles menores, como dejar caer que Barcelona fue bombardeada durante en la guerra mundial o dar una imagen demasiado benévola de las acciones de Stalin durante los años 30, no muestra nada que no fuera verdad o que yo no hubiera estudiado en su día. En los luminosos años 90, cuando la imagen de EEUU bajo Clinton era mucho más positiva que tras la oscura era Bush. 
 
El mismo Oliver Stone se presenta a sí mismo como un historiador metido a cineasta. En realidad le pasa como a mí, ha estudiado el tema, ha aprendido tres cositas y luego empieza a delirar y montarse películas en su cabeza. Fue una de las razones por las que dejé la carrera. Es la mentalidad propia de una generación que ha invadido la universidad en masa, para luego dedicarse a otras cosas que tienen poco o nada que ver con lo que estudió. Una cosa es ser historiador, leer las fuentes originales, pasarse la vida buceando en papeles que huelen a viejo, mancharse las manos de polvo, y otra que ya solo te guste la historia… Al menos ser director de cine o guionista tiene un punto en común con el historiador: ambos cuentan historias.    


El problema de “La Historia no Contada…” es que realmente no cuenta nada nuevo o que no se supiera, no desvela secretos, solo añade algunos datos aportados por la historiografía de los últimos diez o quince años, -los pasados desde que deje la facultad- y poco más. En realidad la serie tiene un título engañoso, pues no trata de descubrir cosas que no sepamos, o que no se sepan fuera de EEUU, o en el ámbito académico o entre los frikis de los docus. Debería haberse titulado “La Historia Horrible de los Estados Unidos”, pues de lo que trata en verdad es de mostrar los errores de la política norteamericana desde la segunda guerra mundial, pero no a nosotros, sino al público americano, que mayormente se cree sus propias películas. Desde ese punto de vista sí que es la historia “no contada”. En un principio se iba a titular “La Historia oculta…” Pero no muestra nada oculto, solo un punto de vista distinto al habitual cruzando el charco por el norte. Desmontar mitos bien enraizados, por ejemplo mostrando el verdadero papel de la URSS en la victoria sobre Hitler. Pues la verdadera guerra total se libró en el frente oriental, donde el ejército alemán fue destruido y murieron 20 millones de rusos, mientras que gracias a Hollywood todos hemos llegado a creer que la gran batalla decisiva fue Normandía. Sin olvidar las verdaderas razones del bombardeo nuclear de Japón: demostrarle a los rusos quien era el más fuerte y evitar que desembarcaran en las islas. O recordar como todos aún pensamos que lo de Vietnam fue una derrota americana, cuando el principal perdedor fue Vietnam, que quedó hecho unos zorros.

Así, sin dejar títere con cabeza (o casi, como pongo mas abajo), hasta llegar a Barack Obama, que tampoco se libra. Revelando el dato que Obama ahora mismo tiene activas más flotas navales que incluso durante la guerra fría. Siempre me ha llamado la atención que tantos países tengan bases de una potencia extranjera en su territorio, y que eso sea visto como algo normal... El momento más acojonante de la serie es cuando ya al final te muestra el mapa de la extensión real del imperio yanqui, con todas sus bases, flotas, estados satélites y redes de comunicación, por tierra, mar, aire y espacio. El mayor de la historia, que extiende sus tentáculos azules alrededor de todo el globo.

Hay que ver lo que hace el uso del color para ver bien las cosas O_o (a partir del min. 44:00)




 

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Aunque parezca increíble en Estados Unidos existía una izquierda bastante parecida a la que conocemos en Europa. Ese país se construyó con inmigrantes, muchos pertenecientes a las clases bajas y obreras, que cruzaban el charco en busca de una vida mejor, y como tantas otras cosas importadas desde Europa, también se llevaron el socialismo. Norte-américa no solo era la tierra de las oportunidades desde el punto de vista del libre mercado, sino también por ser la de poner en práctica utopías. Empezando por las religiosas de los radicales puritanos, que llegaron allí desde Inglaterra, pero más tarde también anarquistas libertarios, experimentos sociales, comunidades alternativas, incluso naciones indias con constituciones propias… Sin olvidar su propio estilo de izquierda, que empezó con la independencia, pasando la época del “New Deal” de Roosevelt, -que se podría considerar socialdemócrata- hasta llegar a la lucha por los derechos civiles, los hippies, la antiglobalización, la oposición a las guerras de Bush, etc. Oliver Stone es un buen representante de esa izquierda, y por eso su documental resulta confuso e incompleto.

El error esta en empezar la historia del imperialismo yanqui en la guerra mundial, de forma que Franklin D. Roosevelt y su vicepresidente Henry Wallace aparezcan como una especie de ejemplos de lo correcto, de esa américa que pudo ser y no fue. Como cuando aquí en España miramos la historia y vemos las ocasiones perdidas en que pudimos ser diferentes a cómo somos. La constitución de 1812, la dos repúblicas… Sin embargo, como por aquí sabemos muy bien, el imperialismo yanqui comenzó mucho antes de la segunda guerra mundial, y de la primera. Por poner una fecha, concretamente 1898, o incluso antes. A Oliver Stone lo pierde su idealismo hippie. Su alegato final resulta sonrojante, recetando paz y amor para derrotar al demoniaco complejo militar-industrial... Si realmente cree que “femineizar” sociedad va arreglar el problema es que no conoce a Ángela Merkel… o no escucha a todas esas mujeres maltratadas que alguna vez creyeron que él iba a cambiar por amor.

La confusión es fruto de ese retrato incompleto, que pese a sus intentos por ser ecuánime no deja de tener su punto maniqueo. Pues como toda película tiene sus héroes buenos y ogros  malos, ciegos y equivocados. El detalle donde más se nota esto es en un tema fundamental. ¿Acaso no es un error de EEUU su apoyo incondicional al estado de Israel? Por alguna razón esto no aparece. ¿Sera que Oliver Stone no ha querido meterse en un berenjenal con potenciales acusaciones de antisemitismo? ¿O será que estaba más interesado en mostrar la vinculación de magnates, corporaciones y banqueros con los nazis para lograr un buen golpe de efecto? ¿O simplemente por no hacer la serie demasiado larga? El mismo reconoce que no lo cuenta todo, por algo de titula "de Oliver Stone", es ante todo un ensayo documentado, no oculta su punto de vista subjetivo y personal. Así se  centra sobretodo en el enfrentamiento con los comunistas… como si la situación de oriente medio no fuese parte de la guerra fría, o un motivo directo de la situación actual con el Islam. Eso unido al estilizado montaje, y los saltos atrás y adelante, hacen la serie complicada de entender a ratos. Siendo un ejemplo más de su estilo de hacer cine: yo deje de seguirlo después de “Nixon” por las mismas razones. Intenta ser tan impactante que te pierdes y se te pone dolor de cabeza, y eso en un documental que quiere ser didáctico, es malo. Difumina un mensaje que debería ser claro y comprensible.

Se critica el descredito de las ideologías, y la falta de definición de algunos de nuestros políticos más bonitos y nuevos. Se dice que ahora las ideologías son más necesarias que nunca, pues toca decir las cosas claras y conocer los intereses de cada cual. Todo muy bien, pero luego acabamos con la vieja historia “si no te defines claramente es que sirves a la derecha” Algo que no deja de ser otra forma de decir “o estás conmigo o estas contra mi” Dime de lo que presumes y te diré en que te pareces al enemigo… En un paisaje político tan encasillado como el nuestro, donde al final todo se resume en ser franquista o de la ETA, parece que no queda otra que tratar de escapar del discurso bipolar de la izquierda y la derecha si quieres proponer algo nuevo. Así lo hizo el 15-M, y partidos como Ciudadanos o UPyD, a pesar de tener todos idearios bien definidos. Pues se identifica política e ideología con esa vieja estructura anquilosada. El discurso maniqueo solo consigue ocultar la realidad, y sin una vista completa de lo que ocurre difícilmente se pueden hacer planes de futuro en una época donde las viejas ideologías del siglo XX cada vez sirven para explicar menos cosas. En España oculta la terrible realidad de que estamos gobernados por la misma oligarquía de mediocres desde el siglo de oro, y en el caso de “La Historia no Contada…”, es que la historia completa de EEUU, sin las anteojeras de los malos y buenos, es aún peor de como la cuenta Oliver Stone. Por eso he decidido hacer mi propia versión en este blog… En próximos días “La Completa Historia Horrible de los EEUU”
    

domingo, 20 de octubre de 2013

Jim Morrison, la diosa Kali, el coronel Kurtz y yo (Empezando por The End 2)


Un día, siendo niño, haciendo películas con mis muñecos tirado por el suelo, escuche en la televisión, a gran altura sobre mi cabeza, algo sobre La Guerra de las Galaxias y un Imperio del Mal. Pero no era Star Wars, era Reagan y la primera versión del escudo antimisiles, que pretendía parar los misiles rusos en el espacio usando cañones laser. Vi los misiles volar en por el espacio en dibujos animados cutres, aunque entonces no eran cutres, así que los vi con la boca abierta. Entonces supe que los imperios eran reales, y con 7 u 8 años comencé a seguir telediarios y ver documentales. Así nacen los nerds.

La guerra fría se recrudecía y Europa estaba llena de misiles nucleares. En la película "Juegos de Guerra" España entera desaparecía bajo un enorme círculo blanco. Glups. Otra peli, hoy olvidada, titulada “Alerta: Misiles” (creo) me hizo sudar el sillón de la tensión. Sentado sobre la mesa de la sala de estar veía el telediario de la Segunda Cadena, hoy La 2, donde Joaquín Arozamena me ilustró detalladamente sobre lo que sería vivir un invierno nuclear. “Misiles Pershing II” “ICBM con múltiples cabezas nucleares” "la gente quedó vaporizada en la zona cero de Hiroshima” “con potencia suficiente para  varias veces el planeta” Glups. “Los vivos envidiaran a los muertos” Encogido de miedo, oiga. ¡Íbamos a morir todos en cualquier momento y los otros niños preferían ver el futbol en la otra cadena! El tema no era si iba a haber guerra nuclear o no, sino cuando. “Ya está, moriré en un guerra nuclear” Sudores fríos. Justo cuando empezaba darme la psicosis y se consciente del asunto un tal Gorbachov se convirtió el premier soviético. Cuando entre en la pubertad el muro cayó, y todos respiramos aliviados. Hoy palabras como “politburó” o “soviet supremo” han desaparecido del vocabulario, y los veinteañeros han crecido en un mundo sin terror nuclear. Los rebeldes quedaron en shock por 10 años, hasta que convirtieron el invierno nuclear en calentamiento global y el comunismo en antiglobalización. Pero antes se tenía la sensación de que ibas a vivir una vida breve. Solo así se comprende el Punk, las borracheras de Jim Morrison, el pasotismo ochentero o la ambientación de Apocalipse Now.
   
La otra diferencia importante entre el “Corazón de las Tinieblas” y la película es el tema de las mujeres. La primera versión estrenada, la que vi en el año 90, es una película de hombres. Los únicos personajes femeninos que salían eran las conejitas Playboy y solo tienen una escena. Sin embargo en el libro hay dos mujeres importantes: las dos esposas de Kurtz.


Una es la africana… ¿De dónde sacó Kurtz su ejército? De la reina tribal que era su líder. Tal como aparece en la novela se puede deducir que ella es “el horror” con el que Kurtz se ha casado. Lo más oscuro del alma humana oculto en lo más profundo de la selva.

La metáfora del libro ha sido tratada tantas veces que aburre. Es un viaje por etapas al lado oscuro del alma humana. Los cimientos, el subconsciente. Recién descubierto por Freud y otros. Algo que en la época en que Conrad escribió su libro resultaba inquietante, siniestro y horrible. Funesto presagio de lo que sería el siglo XX. No me sorprendió que lo representase con un personaje femenino. Al margen de la misoginia propia de la época, heredera de una larga tradición cultural que identifica a las mujeres con la naturaleza animal, la debilidad del cuerpo mortal y la tentación de la carne, y cuyos peligrosos encantos son capaces de despertar los instintos más bajos de los hombres, por lo que debían ser contenidos bajo varias capas de corsés de aros de acero hasta hacerlas tan seguras y pacificas como una planta. Además de eso existe algo más profundo y antiguo, enterrado bajo milenios de civilización patriarcal.

Muchas deidades de la guerra han sido femeninas. Sin ir más lejos Kali, la oscura, diosa de la destrucción hindú. “Me he convertido en la muerte, la destructora de mundos” citaba Robert Oppenheimer sobre la bomba atómica. Ares (Marte) sería el dios de la guerra de los griegos (y romanos), pero Atenea, la estatua enorme que estuvo plantada junto al Partenon llevaba casco, coraza y escudo. Sejmet era la diosa de la guerra de los egipcios. La Ishtar mesopotámica era diosa del amor y de la guerra… Tenía que significar algo. Cuando caí en ello, en clase de mitología en la facultad, la gente a mí alrededor lo encontraba chocante. Me llamó la atención, pero no resultaba inesperado. Nosotros también somos parte de esa tradición cultural, y así cierto feminismo ha creado un nuevo estereotipo de mujer: un ser pacífico, puro y ecológico, víctima de los crímenes masculinos de los que debe protegerse (como sabiamente le aconseja Sinead O’connor a Milley Cirus). Sin embargo las culturas más cercanas a nuestro origen la reconocían como diosa de la guerra. ¿Por qué? Misterio. Kali también es considerada madre del universo, principio y fin de todas las cosas. Otras son madre de todos los dioses. La fuerza que da origen del mundo y fuente de todo poder divino se caracterizaba como femenina, algo bastante lógico si se piensa. De hecho todos los atributos que en origen pertenecían a la diosa madre pasaron al Dios que todos conocemos y sus antecesores en el cargo. Relegando el poder de las diosas al lado oscuro, el inframundo poblado de Cathulus, súcubos, harpías,  vampiresas come hombres, y demás horrores. Como el que encuentra Kurtz en el corazón de la selva. Las teorías freudianas llegaron paralelas al sufragismo, el imperialismo, y al prólogo de la gran guerra del siglo XX. Los terrores paganos se habían despertado y los hombres civilizados tenían miedo.



La otra esposa de Kurtz es la europea y civilizada, que lo esperaba pacientemente en el casa. Sin embargo no da menos miedo que la africana. Me quedó la impresión de que aparece descrita como una muerta en vida. Un fantasma todavía de luto mucho después de la muerte de su marido. Tan atrapada por las convenciones sociales de su época como una planta a su maceta. El ambiente de su casa resulta tanto o más inquietante que el propio Kurtz.

En el montaje original de Apocalipse Now ninguna de las dos aparece. La primera queda asimilada al personaje de Marlon Brando, y para mí que se la comió… El Kurtz de libro es un esqueleto andante que apenas puede moverse y debe ser transportado en camilla. De hecho muere de fiebres durante el viaje de regreso, poco después de que su reina oscura ataque el barco, dispuesta a llevarlo de vuelta a las tinieblas. El peso de Kurtz como personaje corpóreo en el libro es mucho más liviano, repartido entre sus mujeres. Desaparecieron bajo la sombra de una superestrella de peso en su última gran película.

Sin embargo resulta extraño que una cinta los 70s, década de ebullición feminista, y que además quiere ser un fresco de su época, elimine casi por completo la presencia femenina. “Bueno, después de todo es una película de guerra, y secularmente las guerras las han hecho hombres, creo que voy a flagelarme…” Pero la realidad es que Coppola no había escamoteado la presencia femenina. Por imperativo comercial en su día tuvo que recortar el metraje de la película (después de Star Wars ninguna gran producción podía superar las dos horas) Para que eso quede bien, sin dejar nada cojo, a veces toca quitar órganos enteros con todos sus nervios y venitas. Así que toda la parte femenina de Apocalipse Now quedó reducida a la escena de las conejitas, para cabreo de las actrices.

Por suerte al poco de leer el libro se estrenó la versión Redux, donde parte del kilométrico metraje original salió a la luz en forma de nuevas escenas. Como no podía ser de otro modo en la era de Internet, puristas y supuestos fans se rasgaron las vestiduras, señalando los “añadidos” como pegotes innecesarios, más propios de estilo de George Lucas de hacer cine, y que volvían la película lenta y pesada. Sin embargo después de leer el libro se me hizo obvio porque esas escenas estaban ahí, especialmente la de la plantación francesa. Revelándome que la película era una más fiel adaptación del libro de lo que suponía.

La rubia que se liga a Martin Sheen es una síntesis de las esposas de Kurtz del original. La viuda negra y la blanca. Todo está ahí. El decadente colonialismo europeo, las razones que llevaron al yanqui a meterse en esa guerra, la locura general de todo el asunto, una estación más en el camino al infierno. El espíritu de libro queda fielmente recogido en esa larga escena. Ella se desnuda entre mosquiteras, le da opio para fumar, el horror del pasado que surge de la niebla para asustar al americano medio. También la niebla que se levanta, para dejarnos ver lo que se ocultaba bajo la superficie esa guerra americana. Lo que hacia EEUU allí no era más que la continuación del  colonialismo europeo, o sea, salvar al mundo de los barbaros del este.

La descripción de la esposa africana de Kurtz me recordó los atributos de Kali, piel negra, lengua roja como la sangre, en sus múltiples brazos lleva las formas de la muerte. El hambre, la muerte, la peste, la guerra. Oppenheimer la conecto con la bomba atómica sin dudar. La bomba era el horror del siglo XX, cuya ominosa presencia aún pude sentir siendo niño.


Pero como todo buen director Coppola no se quedó ahí, sino que hizo suya su versión del “Corazón de las Tinieblas”, dando una vuelta de tuerca más al final de la película, y ahí es donde entra la canción de The End. El protagonista de la novela se limita a cumplir su misión de rescatar a Kurtz. En la película hace lo propio, pero mata a Kurtz, en mitad de un ceremonial sangriento. Uno piensa “ahora los otros lo hacen cachos” Sin embargo cuando sale es adorado, yéndose tan tranquilo, antes de que el todopoderoso vuele el lugar. ¿De qué va esto?

La pieza que me faltaba me la dio conocer la versión completa de la canción de The Doors, que se escucha en fragmentos en ese final de la película. En el momento de escribir la letra Jim Morrison estaba obsesionado con los rollos freudianos y el complejo de Edipo. Cómo miles de jóvenes de su edad pertenecía a la primera generación que invadió las universidades en masa, la misma que Coppola, y como yo con las diosas, flipo por un tubo al descubrir esas culteces. Así que lo acabó metiendo en la canción. “Mataras a tu padre y follaras con tu madre” Lo repite y lo repite, “fuck, fuck, fuck” durante toda la larga secuencia donde Willard ejecuta a Kurtz a machetazos. Uno de esos momentos en que se te enciende la bombillita y tienes escalofríos. “Claro, el hijo mata al padre, se convierte en adulto y recoge el testigo. No lo matan porque ahora es su nuevo jefe, el gorila joven que acaba de derrotar al viejo macho espalda plateada…” El aprendiz que mata a maestro se convierte en maestro, como los Sith de Star Wars. El mal que descubrieron los buenos chicos americanos en Vietnam era que se estaban comportando como cualquier imperio europeo del pasado. No eran mejores.

 En la banda sonora de la película y en el disco de grandes éxitos de los Doors aparece la versión comercial de la canción. Con sonidos de la selva en lugar de la historia de la serpiente,  el autobús y el asesino. Quizá por pudor o por censura, no lo sé. La versión de la letra que anda por internet pone “kill, kill, kill” en lugar de “fuck, fuck, fuck” En fin, diga lo uno o lo otro, el resultado final es indistinto. Los sonidos de la selva expresan lo mismo con idéntica eficacia. Para unos lo más oscuro del ser humano es su lado animal, no somos libres porque somos esclavos de nuestros instintos de bestias, y solo nos podemos liberar abandonando nuestros corruptos cuerpos tras la muerte. En vida solo la disciplina, el esfuerzo y el sacrificio pueden evitar que caigamos en la barbarie. Para otros lo más oscuro del ser humano es un producto de la sociedad, no somos libres porque otros humanos malvados nos alienan de nosotros mismos. Solo nos podemos liberar cambiando la sociedad, castigando a los malos y retornando a una naturaleza imaginaria, pues la mayoría de ecologistas ha crecido en grandes ciudades. Ninguno de ellos tiene razón y ambos la tienen, porque el humano es un animal social.

Oscuro²

Como Kali, la bomba atómica podía acabar con la vida en la tierra, y ellos la habían usado. Parricidio e incesto son los mayores tabús, los peores crímenes humanos, el final de cualquier cosa civilizada. Así que la elección de la canción encajaba perfectamente con todo lo demás. Toda una lección de cine. La muerte del padre, y de la madre dentro de él, era el final de todo.

The End

miércoles, 16 de octubre de 2013

Empezando por The End


Empezar por el final es una buena definición de mi persistente estado mental. Este primer post podría haberse titulado: Jim Morrison, la diosa Kali, el coronel Kurtz y yo…

Hasta que no descubres la letra completa de la canción “The End” de los Doors no acabas de captar el final de Apocalipse Now, la otra película más famosa de Francis Ford Coppola.

La primera vez que la vi tendría 14 o 15 años, y como no podía ser de otro modo no entendí el final. "Vale, mata al tipo, cumple su misión, ¿ya está? ¿No pasa nada más? ¿No hay batalla épica final? ¿Entonces a que viene tanta historia con esta película?" Entonces, año 90, uno espera acción, adrenalina, carne de gallina, otro Star Wars, y que las conejitas Play Boy del principio de la pelí acabasen su striptease. En fin, que pese a todos sus puntos fuertes conocidos, en aquel momento decidí que me sabía a poco. Una buena ambientación, ya. Pero… ¿Que había detrás del lisérgico clímax final? Con descuartizamiento de toro incluido… Porque claro, eso si te llega. Hoy, además, alguien que la vea con esa edad diría que es lenta, sinónimo de aburrida. Eso para que sepáis, cinéfilos cuarentones en ciernes, lo qué piensan las nuevas generaciones de espectadores medios de las películas que os molaron “en aquel tiempo tan feliz”

Pero por alguna razón uno no puede dejar de regresar a esa selva enloquecida, y con el tiempo y los visionados, fui apreciándola más, dejándome influir, y captando más cosas. Como por ejemplo que la película se estructura como un descenso a los infiernos, circulo a círculo, puerta a puerta, en una versión moderna del Infierno de Dante. Aunque en el universitario sopor de la segunda mitad de los 90 tales culteces, junto con las maquetas de aviones y las cintas de casete grabadas de la radio,  se fueron perdiendo en las nebulosas de mi pasado adolescente.


Entonces cayeron las torres gemelas, y esas navidades me decidí a comprar el libro en que se basa la película: "El Corazón de las Tinieblas" de Joseph Conrad. Libro que, cuentan las crónicas, ha impresionado y acojonado a mucha gente al leerlo en la edad apropiada. En mi caso digamos que lo leí en las fechas apropiadas... Lo empecé  estando ingresado en el hospital, en ese ambiente tan guay. Cuando el medico lo vio me recetó que no lo leyera, pues fue "uno de los libros que más miedo ha pasado leyendo" y que lo tuvo noches sin dormir. “No es lo más apropiado como lectura de hospital” Le hice caso, y no retome la lectura hasta pasados algunos meses, pasado el drama.


Bueno, no es lo mismo leerlo con doce años en algún punto de los años 60 esperando un libro de aventuras, que leerlo en la era Bush, la CNN e Internet, o sea, curado de espanto y sabiendo de que va. Así que me quedé más o menos igual. Sin embargo comprendí porque la escogió Coppola para hacer la gran película norte-americana sobre la guerra del Vietnam. De hecho fue la última gran superproducción clásica de la historia del cine, antes de estos oscuros tiempos, antes del blockbuster...

 
Una vez acabada, recapitulando, pude constatar las diferencias con la película. (Spoiler, la, la, la) Primero la selva del libro no era la del Vietnam, sino la del Congo, dominio colonial belga a finales del siglo XIX, y Kurtz no era coronel de los Boinas Verdes, sino tratante de marfil, y su ejército personal no estaba formado por guerrilleros indochinos, sino por las tribus negras del Congo profundo. Por lo demás, el espíritu del libro es el mismo que el de la película.


En Vietnam los norte-americanos al fin se dieron cuenta de que no eran los buenos de la película, sino, oh, sorpresa, un imperio como todos los demás.
A los viejos europeos de vuelta de todo nos cuesta entender hasta qué punto se creen sus propias películas. Cuando un algún foro un europeo critica la política de EEUU lo primero que se le recuerda es como ellos nos salvaron de Hitler, y también del comunismo, con ayuda del papa de Roma y Elvis. Ante lo cual reciben una condescendiente sonrisa y palmaditas virtuales. "Pobres chicos, que engañaos están" Claro, que como europeos nos olvidamos que todo lo peor de yanquilandia proviene de Europa, asomando la patita por aquí cada vez que la economía tiembla. Racismo, colonialismo, nacionalismo sonrojante, fanatismo religioso, ese sanote deseo de evangelizar al otro y salvarlo de sí mismo, todo exportado desde Europa. Visto así no resultan nada sorprendentes los niveles de corrupción de algunos países hispanoamericanos...

Aparte del viaje simbólico al lado oscuro del ser humano, el “Corazón de las Tinieblas” fue ante todo una de las primeras obras en cuestionar el imperialismo europeo, que hasta entonces se había visto como una positiva gesta civilizadora. Las acciones de británicos, franceses, alemanes, rusos y belgas iban vestidas con una máscara filantrópica, hoy diríamos humanitaria: liberar a los pueblos atrasados de la tierra de la tiranía de viejos imperios decadentes del este, como el otomano o el chino. Las almas solidarias de la época hacían colectas de fondos para evangelizar a los pobres negritos, y llevarles la modernidad. Eso era lo que los buenos chicos americanos estaban haciendo el Vietnam, salvar a los vietnamitas del demonio rojo y llevarles la democracia.
Descubrir la horrorosa verdad resulto un shock en ambos casos.

La realidad es que los belgas, nacidos en una tierra que en tiempos fue parte del imperio español, fueron al Congo para que su rey pudiera fardar de coto de caza gigante en las cortes europeas... Cortes que al nuestro le dejaron uno pequeñito, en guinea ecuatorial, y de aquellos polvos llegaron estos...


   
Bastaba cerrar el libro y poner la tele para contemplar la repetición de la jugada, cambiando selvas por montañas peladas y un siglo por otro. "Primero les disparamos y luego les ponemos una tirita" dice Martin Sheen en la película. Los soldados españoles que ahora se retiran de Afganistán, simples figurantes en el gran teatro de la caída del imperio occidental, han construido carreteras, hospitales y escuelas donde las niñas van a estudiar, mientras los drones de la OTAN vuelan sobre sus cabezas. Pero, como en Vietnam, los Talibanes ya han ganado. Por una razón muy simple: los invasores llegan y se van, ellos viven allí. Con este ya han derrotado cuatro imperios: el de Alejandro Magno, el británico, el soviético... ¿Qué harán cuando nuestros legionarios se vayan? ¿Recordáis la historia que cuenta Marlon Brando? Pues volver del monte y cortarles los brazos a todas las niñas vacunadas, pues el objetivo mediático de la guerra era liberar mujeres oprimidas. “El horror, el horror”


Así que la historia se repetía, y en una feliz muestra de mi pensamiento retorcido me pregunté que quedaba de aquella decimonónica solidaridad filantrópica hacia los pueblos inferiores... El lado ONG de la colonización es algo que se suele obviar, entre otras cosas porque lleva a inquietantes paralelismos sobre la actitud de la civilizada Europa del bienestar y su ayuda al desarrollo.

Leer ese libro me reveló el lado paternalista del cooperante  enrollado con su súper-caravana llena de banderitas de su ONG de preferencia, llevando inodoros roca a aldeas sin agua corriente, con Machín cantando Angelitos Negros de fondo. Cuando mi madre estaba en el colegio de monjas con el retrato de Franco con su trenca de pieles en el comedor hacían colectas para los negritos de guinea... No era muy diferente a lo que leía en el "Corazón de las Tinieblas" En el fondo todo eso no deja de ser el último resto del colonialismo. ¿Cómo los tuareg no van a secuestrar a unos cooperantes franceses si tienen el mismo aspecto de los contratistas de Areva que vienen a llevarse el uranio de su desierto?

Entonces, tirando del hilo, llegue hasta un par de ideas perversas. Una "el cooperativismo solidario es el último resto de la mentalidad colonial occidental" y la otra, que si alguna vez en un universo paralelo en el que fuera George Lucas (si yo fuera Lucas, yaba dibi dibi dibi, dibi dibi, dibi dam) dirigía una adaptación de "El Corazón de las Tinieblas", sucedería en la actualidad y Kurtz seria miembro de alguna ONG... Ya os dejo que le terminéis. Buahahaha.

Otro día más.

jueves, 10 de octubre de 2013

The End

This is the end
Beautiful friend
This is the end
My only friend, the end

Of our elaborate plans, the end
Of everything that stands, the end
No safety or surprise, the end
I'll never look into your eyes...again

Can you picture what will be
So limitless and free
Desperately in need...of some...stranger's hand
In a...desperate land

Lost in a Roman...wilderness of pain
And all the children are insane
All the children are insane
Waiting for the summer rain, yeah

There's danger on the edge of town
Ride the King's highway, baby
Weird scenes inside the gold mine
Ride the highway west, baby

Ride the snake, ride the snake
To the lake, the ancient lake, baby
The snake is long, seven miles
Ride the snake...he's old, and his skin is cold

The west is the best
The west is the best
Get here, and we'll do the rest

The blue bus is callin' us
The blue bus is callin' us
Driver, where you taken' us

The killer awoke before dawn, he put his boots on
He took a face from the ancient gallery
And he walked on down the hall
He went into the room where his sister lived, and...then he
Paid a visit to his brother, and then he
He walked on down the hall, and
And he came to a door...and he looked inside
Father, yes son, I want to kill you
Mother...I want to...fuck you

C'mon baby, take a chance with us
C'mon baby, take a chance with us
C'mon baby, take a chance with us
And meet me at the back of the blue bus
Doin' a blue rock
On a blue bus
Doin' a blue rock
C'mon, yeah

Kill, kill, kill, kill, kill, kill

This is the end
Beautiful friend
This is the end
My only friend, the end

It hurts to set you free
But you'll never follow me
The end of laughter and soft lies
The end of nights we tried to die

This is the end







Este es final,
hermoso amigo.
Este es el final
mi único amigo, el final.

De nuestros elaborados planes, el final,
de todo lo que permanece en pie, el final.
No más seguridad o sorpresa, el final
Nunca te miraré a los ojos... de nuevo.

Puedes imaginarte lo que será,
tan ilimitado y libre.
Necesitando desesperadamente la mano de un extraño,
en una tierra desesperada.

Perdidos en un desierto romano de dolor,
y todos los niños están locos,
todos los niños están locos,
esperando a la lluvia de verano, sí.

Hay peligro a las afueras (al borde) de la ciudad,
recorre la autopista del Rey, nena,
extrañas escenas dentro de la mina de oro.
recorre la autopista hacia el oeste, nena.

Monta la serpiente, monta la serpiente,
al lago, al antiguo lago, nena.
La serpiente es larga, siete millas.
Monta la serpiente.
Es viejo, y su piel es fría.
El oeste es lo mejor.
El oeste es lo mejor.
Llega hasta aquí y nosotros haremos el resto.
El autobús azul esta llamándonos,
el autobús azul esta llamándonos.
Chofer, ¿dónde nos llevas?

El asesino despertó antes de que amaneciera,
se puso las botas,
cogió una cara de la antigua galería,
y bajó hasta el vestíbulo.
Entró en la habitación en que la vivía su hermana,
y entonces él
visitó a su hermano, y entonces él,
él bajó hasta el vestíbulo y,
y llegó hasta una puerta,
y miró dentro.
Padre, ¿si hijo?, quiero matarte
Madre… quiero… wa...

(En algunas versiones)
Vamos nena, aprovecha la oportunidad con nosotros,
camos nena, aprovecha la oportunidad con nosotros,
camos nena, aprovecha la oportunidad con nosotros,
y reúnete conmigo detrás del autobús azul.
Haciendo una piedra azul,
en un autobús azul.
Haciendo una piedra azul.
Vamos, sí.

Matar, matar, matar, matar, matar, matar

Este es final,
hermoso amigo.
Este es el final
mi único amigo, el final.

Duele dejarte libre,
pero tú nunca me seguirás.
El final de las carcajadas y las mentiras piadosas,
el final de las noches en las que tratamos de morir,
este es el final.