miércoles, 16 de octubre de 2013

Empezando por The End


Empezar por el final es una buena definición de mi persistente estado mental. Este primer post podría haberse titulado: Jim Morrison, la diosa Kali, el coronel Kurtz y yo…

Hasta que no descubres la letra completa de la canción “The End” de los Doors no acabas de captar el final de Apocalipse Now, la otra película más famosa de Francis Ford Coppola.

La primera vez que la vi tendría 14 o 15 años, y como no podía ser de otro modo no entendí el final. "Vale, mata al tipo, cumple su misión, ¿ya está? ¿No pasa nada más? ¿No hay batalla épica final? ¿Entonces a que viene tanta historia con esta película?" Entonces, año 90, uno espera acción, adrenalina, carne de gallina, otro Star Wars, y que las conejitas Play Boy del principio de la pelí acabasen su striptease. En fin, que pese a todos sus puntos fuertes conocidos, en aquel momento decidí que me sabía a poco. Una buena ambientación, ya. Pero… ¿Que había detrás del lisérgico clímax final? Con descuartizamiento de toro incluido… Porque claro, eso si te llega. Hoy, además, alguien que la vea con esa edad diría que es lenta, sinónimo de aburrida. Eso para que sepáis, cinéfilos cuarentones en ciernes, lo qué piensan las nuevas generaciones de espectadores medios de las películas que os molaron “en aquel tiempo tan feliz”

Pero por alguna razón uno no puede dejar de regresar a esa selva enloquecida, y con el tiempo y los visionados, fui apreciándola más, dejándome influir, y captando más cosas. Como por ejemplo que la película se estructura como un descenso a los infiernos, circulo a círculo, puerta a puerta, en una versión moderna del Infierno de Dante. Aunque en el universitario sopor de la segunda mitad de los 90 tales culteces, junto con las maquetas de aviones y las cintas de casete grabadas de la radio,  se fueron perdiendo en las nebulosas de mi pasado adolescente.


Entonces cayeron las torres gemelas, y esas navidades me decidí a comprar el libro en que se basa la película: "El Corazón de las Tinieblas" de Joseph Conrad. Libro que, cuentan las crónicas, ha impresionado y acojonado a mucha gente al leerlo en la edad apropiada. En mi caso digamos que lo leí en las fechas apropiadas... Lo empecé  estando ingresado en el hospital, en ese ambiente tan guay. Cuando el medico lo vio me recetó que no lo leyera, pues fue "uno de los libros que más miedo ha pasado leyendo" y que lo tuvo noches sin dormir. “No es lo más apropiado como lectura de hospital” Le hice caso, y no retome la lectura hasta pasados algunos meses, pasado el drama.


Bueno, no es lo mismo leerlo con doce años en algún punto de los años 60 esperando un libro de aventuras, que leerlo en la era Bush, la CNN e Internet, o sea, curado de espanto y sabiendo de que va. Así que me quedé más o menos igual. Sin embargo comprendí porque la escogió Coppola para hacer la gran película norte-americana sobre la guerra del Vietnam. De hecho fue la última gran superproducción clásica de la historia del cine, antes de estos oscuros tiempos, antes del blockbuster...

 
Una vez acabada, recapitulando, pude constatar las diferencias con la película. (Spoiler, la, la, la) Primero la selva del libro no era la del Vietnam, sino la del Congo, dominio colonial belga a finales del siglo XIX, y Kurtz no era coronel de los Boinas Verdes, sino tratante de marfil, y su ejército personal no estaba formado por guerrilleros indochinos, sino por las tribus negras del Congo profundo. Por lo demás, el espíritu del libro es el mismo que el de la película.


En Vietnam los norte-americanos al fin se dieron cuenta de que no eran los buenos de la película, sino, oh, sorpresa, un imperio como todos los demás.
A los viejos europeos de vuelta de todo nos cuesta entender hasta qué punto se creen sus propias películas. Cuando un algún foro un europeo critica la política de EEUU lo primero que se le recuerda es como ellos nos salvaron de Hitler, y también del comunismo, con ayuda del papa de Roma y Elvis. Ante lo cual reciben una condescendiente sonrisa y palmaditas virtuales. "Pobres chicos, que engañaos están" Claro, que como europeos nos olvidamos que todo lo peor de yanquilandia proviene de Europa, asomando la patita por aquí cada vez que la economía tiembla. Racismo, colonialismo, nacionalismo sonrojante, fanatismo religioso, ese sanote deseo de evangelizar al otro y salvarlo de sí mismo, todo exportado desde Europa. Visto así no resultan nada sorprendentes los niveles de corrupción de algunos países hispanoamericanos...

Aparte del viaje simbólico al lado oscuro del ser humano, el “Corazón de las Tinieblas” fue ante todo una de las primeras obras en cuestionar el imperialismo europeo, que hasta entonces se había visto como una positiva gesta civilizadora. Las acciones de británicos, franceses, alemanes, rusos y belgas iban vestidas con una máscara filantrópica, hoy diríamos humanitaria: liberar a los pueblos atrasados de la tierra de la tiranía de viejos imperios decadentes del este, como el otomano o el chino. Las almas solidarias de la época hacían colectas de fondos para evangelizar a los pobres negritos, y llevarles la modernidad. Eso era lo que los buenos chicos americanos estaban haciendo el Vietnam, salvar a los vietnamitas del demonio rojo y llevarles la democracia.
Descubrir la horrorosa verdad resulto un shock en ambos casos.

La realidad es que los belgas, nacidos en una tierra que en tiempos fue parte del imperio español, fueron al Congo para que su rey pudiera fardar de coto de caza gigante en las cortes europeas... Cortes que al nuestro le dejaron uno pequeñito, en guinea ecuatorial, y de aquellos polvos llegaron estos...


   
Bastaba cerrar el libro y poner la tele para contemplar la repetición de la jugada, cambiando selvas por montañas peladas y un siglo por otro. "Primero les disparamos y luego les ponemos una tirita" dice Martin Sheen en la película. Los soldados españoles que ahora se retiran de Afganistán, simples figurantes en el gran teatro de la caída del imperio occidental, han construido carreteras, hospitales y escuelas donde las niñas van a estudiar, mientras los drones de la OTAN vuelan sobre sus cabezas. Pero, como en Vietnam, los Talibanes ya han ganado. Por una razón muy simple: los invasores llegan y se van, ellos viven allí. Con este ya han derrotado cuatro imperios: el de Alejandro Magno, el británico, el soviético... ¿Qué harán cuando nuestros legionarios se vayan? ¿Recordáis la historia que cuenta Marlon Brando? Pues volver del monte y cortarles los brazos a todas las niñas vacunadas, pues el objetivo mediático de la guerra era liberar mujeres oprimidas. “El horror, el horror”


Así que la historia se repetía, y en una feliz muestra de mi pensamiento retorcido me pregunté que quedaba de aquella decimonónica solidaridad filantrópica hacia los pueblos inferiores... El lado ONG de la colonización es algo que se suele obviar, entre otras cosas porque lleva a inquietantes paralelismos sobre la actitud de la civilizada Europa del bienestar y su ayuda al desarrollo.

Leer ese libro me reveló el lado paternalista del cooperante  enrollado con su súper-caravana llena de banderitas de su ONG de preferencia, llevando inodoros roca a aldeas sin agua corriente, con Machín cantando Angelitos Negros de fondo. Cuando mi madre estaba en el colegio de monjas con el retrato de Franco con su trenca de pieles en el comedor hacían colectas para los negritos de guinea... No era muy diferente a lo que leía en el "Corazón de las Tinieblas" En el fondo todo eso no deja de ser el último resto del colonialismo. ¿Cómo los tuareg no van a secuestrar a unos cooperantes franceses si tienen el mismo aspecto de los contratistas de Areva que vienen a llevarse el uranio de su desierto?

Entonces, tirando del hilo, llegue hasta un par de ideas perversas. Una "el cooperativismo solidario es el último resto de la mentalidad colonial occidental" y la otra, que si alguna vez en un universo paralelo en el que fuera George Lucas (si yo fuera Lucas, yaba dibi dibi dibi, dibi dibi, dibi dam) dirigía una adaptación de "El Corazón de las Tinieblas", sucedería en la actualidad y Kurtz seria miembro de alguna ONG... Ya os dejo que le terminéis. Buahahaha.

Otro día más.